Mª Ángeles, Francesca, Alba, Lucía y la paleoceanografía

8.noviembre.2018

Decía Julio Verne en boca del Capitán Nemo, en su obra Veinte mil leguas de viaje submarino: “El océano posee pulso, una circulación tan real como la de la sangre en los animales. En cuanto a los infusorios, esos miles de millones de animáculos, de los que solo una gota de agua contiene millones, su papel no es menos importante. Absorben las sales marinas, asimilan los elementos sólidos del agua, son verdaderos creadores de continentes calcáreos”.

¿Acaso Julio Verne conocía la micropaleontología? Es como si estuviera resumiendo en este párrafo la labor que realizamos en el Grupo de Geociencias Oceánicas (GGO) de la Universidad de Salamanca. Nos dedicamos a la Oceanografía, sobre todo al estudio del plancton o “animáculos”, como decía el Capitán Nemo, pero con una peculiaridad: estudiamos su registro fósil. Por ello, nos englobamos dentro del Área de Paleontología y nos suscribimos dentro de ciencias como la Micropaleontología (denominada así por el tamaño microscópico de estos fósiles), Paleoceanografía o Paleoclimatología.

La inmensidad del océano sugiere calma y reposo, sin embargo, no hay sistema más dinámico que él. Tiene, al menos, 2.000 millones de años en los cuales ha estado en continuo cambio. A través de nuestros estudios interpretamos cambios en las características del agua, su temperatura, su salinidad, la concentración de nutrientes que contenía… características de los casquetes de hielo, como su dinámica o su extensión, cambios climáticos a lo largo de la historia de la Tierra… Todo ello a través del estudio de las especies y de la composición química de las conchas que desarrollan.

Nuestra especialidad son los foraminíferos, protistas con caparazón calcáreo, los nanofósiles calcáreos, algas calcáreas y las diatomeas, algas silíceas.

Algunos de los organismos y microfósiles que estudiamos: Globorotalia miotumida (foraminífero ~300 mm), Gephyrocapsa caribbeanica (nanofósil calcáreo, cocolito ~3,5 mm), Thalassiosira lentiginosa (Diatomea ~40 mm)

 

Y estas somos las «oceánicas» del grupo:

 

Mª Ángeles Bárcena Pernía, profesora titular. Bióloga por la universidad de Salamanca y santanderina de nacimiento, siempre quiso dedicarse al mar.

En una de las prácticas de quinto de carrera un profesor nos llevó al mar e hicimos una colección de algas.  Me pasé todo el año en el laboratorio determinando algas y cuando le pregunté al respecto para hacer la tesina me respondió: «Es que el mar está muy lejos, hija». Entonces contacté con José Abel Flores, que en aquel momento era profesor de prácticas, y le dije: «Es que trabajar con mucho fósil no quiero…». Me contestó que no me preocupara, que también hacían cosas que podrían ser actuales. Un día me llamó para comentarme que un equipo acababa de llegar de una campaña en la Antártida y que si quería hacer la tesina en ese campo. Y me quedé.

Mi primera investigación fue con muestras de la campaña Antártida-8611 y desde entonces me he especializado en diatomeas polares. Llevo unos cuantos años trabajando con equipos italianos y holandeses en unas muestras de la Antártida, en el mar de Ross, que tiene una plataforma de hielo importante.

(Si quieres saber más de Mª Ángeles Bárcena no te pierdas su entrevista en Salud a diario)

 

Lucía Alonso Azibeiro, investigadora predoctoral FPU. Bióloga por la Universidad de Salamanca y burgalesa de nacimiento.

A diferencia de Mª Ángeles, el mar no fue mi primer amor, pero como muchas otras, terminé apasionándome por él y por su ciencia. Cuando era pequeña recuerdo que las asignaturas de ciencias eran las que más me gustaban. Historia o Lengua y Literatura se me hacían muy cuesta arriba, pero no fue hasta los 15 años que me decidí por la Biología. Recuerdo que el segundo año de carrera descubrí la Paleontología y me apasionó el poder descubrir una panorámica del pasado. El último año decidí enfocar mi trabajo fin de grado hacia ello e hice un estudio de moluscos del Neógeno en Castrillo del Val (Burgos). Fue en ese momento cuando corroboré que aquello sí era para mí. Al terminar, cursé el Máster en Ciencias de la Tierra: Geología Ambiental y Aplicada, aquí en Salamanca, donde profesores del GGO impartían clases de Paleoceanografía. Me impactó tantísima información extraída de unos organismos tan pequeños, aquellos paisajes en las fotografías de las expediciones de mis profesores, pero sobre todo, la inmensa complejidad del sistema oceánico. Fue entonces cuando me enamoré del océano y me picó la curiosidad por desgranar esa complejidad sin abandonar la Paleontología.

Actualmente desarrollo mi tesis con muestras del mar de Alborán para descifrar las dinámicas glaciales en el mar Mediterráneo en colaboración con grupos de Barcelona, Italia y Alemania.

 

Alba González Lanchas, investigadora predoctoral FPU. Geóloga por la Universidad de Salamanca.

Con dieciséis años descubrí una ciencia apasionante: la Geología. Estratos, pliegues, tectónica de placas (mucho más que “piedras”)… Todo aquello dibujó las líneas de una futura profesión a la que decidí dedicarme por impulso vocacional.

Interesada por la dinámica interna del planeta, poco supe durante mis primeros cursos de universidad sobre el océano. Fue en tercero de carrera cuando, gracias a asignaturas como la Paleoceanografía, impartida por los profesores del GGO, descubrí que los fondos oceánicos nos ofrecen los mejores archivos para conocer la historia de nuestro planeta a lo largo de millones de años. En ese momento me enganché también sin remedio a la Micropaleontología, la rama que utiliza los minúsculos fósiles de plancton marino para desentrañar la evolución de partes tan importantes de nuestro planeta como su sistema climático.

Tras iniciarme en estas especialidades, continué formándome y cursé un máster en la Universidad del País Vasco que me preparó para la investigación científica. En mi tesis estudio el estado de una zona del mar Mediterráneo y el océano Atlántico hace 400.000 años a partir de uno de estos grupos de microfósiles: los cocolitóforos, el vestigio de los pequeños organismos que vivieron en aquella época.

Este verano tuve la oportunidad de participar en una campaña oceanográfica en un buque de investigación alemán con científicos de todo el mundo. Cumplí el primero de los muchos sueños que espero seguir alcanzando en esta aventura.

 

Francesca Bulian, investigadora predoctoral Marie-Curie. Geóloga por la Universidad de Bolonia y croata de nacimiento.

Sí, soy mujer y científica. Como todas las niñas, tenía muchos sueños sobre mi futuro, de hecho, quería ser bailarina del ballet nacional de mi país. Tan pronto como empecé la escuela me empezaron a gustar asignaturas como Biología, Química y Física y descubrí que, además, se me daban bien. Si algo tenía claro dentro de las incertidumbres del futuro era que me dedicaría a la ciencia. Opté al final por la Geología, que me daba la oportunidad de viajar, otra de mis grandes pasiones. He estado estudiando en Croacia, Italia, Bosnia, Alemania y, ahora, en España.

Estoy aquí para estudiar la evolución del estrecho de Gibraltar a través de los foraminíferos. Si le hubieras preguntado a mi yo de 18 años, ¡nunca lo hubiese adivinado! Así que, si estás pensando en hacer carrera científica, solamente piensa en qué es lo que más te gusta y encontrarás un campo de investigación hecho para ti.

De izda. a drcha. y de arriba a abajo: Mª Ángeles Bárcena Pernía, Francesca Bulian, Alba González Lanchas y Lucía Alonso Azibeiro.

 

Si quieres saber más sobre nosotras, sobre nuestro grupo, contactarnos o proponernos algo:

Web: oceano.usal.es

Facebook: Grupo de Geociencias Oceánicas Universidad de Salamanca: https://www.facebook.com/GGOUSAL/

 

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