Aida Fernández

(1947-2015)

Pionera en el estudio de la acidificación oceánica

Aida Fernández

Aida Fernández Ríos nació en 1947 en Vigo, rodeada de un ambiente marinero. Cuando era pequeña, su tío, que participaba cada año en las campañas de pesca en Terranova, le traía dibujos que él mismo hacía y le contaba multitud de anécdotas del trabajo en alta mar.

Aunque el océano le fascinaba, Aida nunca pensó en hacer de ello su profesión. Empezó a estudiar peritaje mercantil en la escuela de comercio pero, a causa de la salud de su padre, lo dejó para trabajar en una imprenta y ayudar a su familia. Se apuntó a clases de francés y allí conoció a una científica del Instituto de Investigaciones Pesqueras que le despertó su interés por las ciencias marinas y la animó a prepararse las oposiciones de ayudante de laboratorio.

Dicho y hecho. Con 25 años Aida aprueba los exámenes y empieza a trabajar desde el escalafón más bajo. Sus primeros años se dedicó a analizar otolitos, unas estructuras calcáreas que tienen los peces en la cabeza y que permiten determinar su edad, algo imprescindible para poder gestionar las pesquerías de forma sostenible.

Tanto le gustaba su trabajo que se matriculó en la universidad para estudiar Biología. Compaginó sus estudios con el trabajo de ayudante, terminó la carrera e hizo el doctorado sobre el fitoplancton de la ría de Vigo y las condiciones ambientales que influyen en su crecimiento. Su interés científico fue poco a poco dirigiéndose a comprender los cambios físicos y químicos en el océano y entender cómo éstos repercuten en los ecosistemas y en el clima de todo el planeta. Participó, junto a científicos de todo el mundo, en el primer estudio global para cuantificar el CO2 procedente de la quema de combustibles que acumulan los océanos, un trabajo que puso en evidencia uno de los principales problemas a los que se enfrentan nuestros mares: la acidificación. Desde entonces, Aida se dedicó a estudiar este proceso y alertar de sus efectos en organismos con estructuras calcáreas como los mejillones.

Aida fue ascendiendo en su trabajo, primero en la escala técnica y luego en la científica, hasta lograr, después de mucho esfuerzo, promocionar al grado más alto en su institución: Profesora de Investigación. Además, en 2006 se convirtió en la primera mujer en dirigir el Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, la misma institución en la que comenzó a trabajar treinta años antes sin apenas formación. Un extraordinario ejemplo de superación.

En 2015 falleció víctima de un accidente de tráfico.

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