Katsuko Saruhashi
(1920-2007)Geoquímica pionera en el estudio de los efectos de la radiación en el océano
Katsuko, que en japonés significa «de mente fuerte y victoriosa», nació en 1920 en Tokio. Un nombre que forjaría poco a poco su carácter, pese a lo tímida e introvertida que fue de niña.
Katsuko también era muy curiosa y, desde pequeña, mostró un gran interés por la naturaleza y por buscar respuestas a todo lo que la rodeaba. Unas respuestas que, como no podía ser de otra forma, fue encontrando en la ciencia. Le gustaba especialmente la física y las matemáticas, para lo que ya en la escuela mostró tener unas cualidades extraordinarias.
En 1943 se graduó en Física, en plena Segunda Guerra Mundial. Rechazó varias ofertas para trabajar como científica para el ejército. Katsuko era una pacifista convencida y defendía que los objetivos de la ciencia y la tecnología debían ser el bienestar y la felicidad de la humanidad. Así que se incorporó al Instituto Meteorológico de Japón, donde se especializó en geoquímica de la atmósfera y del océano.
Su primera gran aportación fue desarrollar un método de análisis que lleva su nombre, la tabla Saruhashi, utilizada por científicos de todo el mundo durante años para medir el dióxido de carbono en el agua de mar, un trabajo que le sirvió para convertirse en la primera japonesa que obtenía un doctorado en Ciencias.
En agosto de 1945 EEUU lanzó dos bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki que mataron a más de doscientas mil personas, una atrocidad que marcó a Katsuko profundamente, ya que no podía comprender que la ciencia se usase para causar un daño tan brutal. Desde entonces dedicó su carrera a estudiar los efectos de la radiación en el mar y a luchar por la abolición de las armas nucleares. Demostró cómo el viento y las corrientes oceánicas transportaban la contaminación radioactiva de las pruebas nucleares que se estaban llevando a cabo en el Pacífico. Llegó a detectar señales de estas sustancias a más de ocho mil metros de profundidad, lo que hizo cambiar por completo la idea que se tenía sobre la rapidez a la que se mezclan las aguas de la superficie y el fondo marino.
Sus estudios revelaron el enorme impacto ambiental y para la salud humana de estas pruebas y, pese a las reticencias de EEUU, que al principio ponían en duda sus resultados, logró que se prohibieran este tipo de ensayos.
Katsuko fue además una gran luchadora por los derechos de la mujer. Fundó la Sociedad Científica de Mujeres Japonesas y un importante galardón que se entrega cada año para poner en valor las
contribuciones de las científicas de Japón lleva su nombre.
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