Julia Polo: CUADERNO DE BITÁCORA “NAVEGA EL CAMINO” ETAPA IV: SANTANDER – GIJÓN

18.junio.2021

Soy Julia Polo Sainz, contratada predoctoral en el Centro Oceanográfico de Santander del Instituto español de Oceanografía (IEO, CSIC). En el contexto de mi tesis sobre el impacto del cambio climático sobre las pesquerías y el ecosistema demersal del Cantábrico, he participado de la experiencia “Navega el camino”, y aquí la resumo.

Una vez en tierra, y habiendo dejado a mis compañeras seguir su camino, os cuento mi experiencia en la edición dedicada a la mujer en la mar del proyecto “Navega el camino”, esta travesía anual organizada por Northmarinas que recorre el Camino de Santiago por mar. Gracias a Oceánicas he tenido la oportunidad de participar en la edición más reivindicativa y con más intención transformadora de todas las celebradas hasta ahora y me he embarcado nada más ni nada menos que el martes 8 de junio, día reconocido por las Naciones Unidas como el “Día Mundial de los Océanos”.

El velero que me acogió en su tripulación, el “Kais”, llegó el pasado lunes al puerto deportivo de Santander cerrando la tercera etapa de su peregrinaje hacia Santiago. Este año Xacobeo, la organización de la travesía ha decidido reivindicar el papel de la mujer en el sector marítimo, dar voz a todas esas mujeres que dedican su vida a trabajos relacionados con la mar y que hasta hace poco no habían sido debidamente reconocidos.

Foto 1: Proa del velero Kais.

Consciente de que no soy objetiva, creo que he formado parte de la mejor etapa del viaje del “Kais” hacia Santiago. Durante mi jornada a bordo, la tripulación, que cambia de etapa a etapa, estuvo formada exclusivamente por mujeres. Tres de ellas aguantarán todo el viaje: su capitana, la olímpica Ángela Pumariega; la contramaestre y coordinadora de esta edición, Patricia Alcubilla y, al mando de las comunicaciones, las redes (sociales) y asistente a bordo, Rocío Ibarra. El resto de la tripulación, algunas, marineras recién bautizadas, lo conformábamos: Luisa, experta en bienestar animal y educadora en Asturias; Cristina y Merche, aseguradoras marítimas; Lucía, estudiante, emprendedora y artista; Ana, ingeniera naval en el puerto de Santander y yo, científica marina en formación.

A las 6 de la mañana del 8 de junio, nos conocimos en plena maniobra de desatraque, y a las 7, con un amanecer de finales de primavera en el Cantábrico, ya estábamos saliendo de la Bahía de Santander, seguidas de cerca por el “Tiramillas”, otro velero que navega en paralelo al “Kais”, también tripulado en su mayoría por mujeres.

Foto 2: Salida de la bahía de Santander al amanecer.

Ángela preveía una navegación principalmente a vela, pero el clima del Norte, típicamente nublado, no dejó que soplase el parte que esperábamos, vientos de componente Norte que nos habrían empujado hasta Asturias. Así que con la mayor y el foque izadas, y con ayuda del motor, pudimos realizar esta etapa en 14 horas. Alguna de nosotras probó a controlar el rumbo, apoyada de cerca por la capitana, que nunca se separó del timón ni del GPS, y de su mano aprendimos algún concepto básico de navegación, de meteorología y conocimos parte de su experiencia como deportista olímpica.

La mentalidad científica de mis compañeras quedó patente en su interés por los fondos marinos del Cantábrico y el estado ambiental de los recursos pesqueros, en su curiosidad por la flota de buques oceanográficos del IEO y en sus esfuerzos por apoyar la mitigación del impacto del cambio climático en los ecosistemas marinos. Hablamos de cómo se muestrean las comunidades de peces, de contaminación y de cómo comunidades pelágicas y demersales responden de forma diferente al calentamiento global, entre otras cosas.

Por suerte, las limitadas explicaciones que yo pude darles a bordo, quedaron completas con la visita al Centro Oceanográfico de Gijón al día siguiente, guiada por su director Rafael González-Quirós. Allí, rodeadas por las biografías de grandes científicas marinas, Rafa nos habló de los equipos que trabajan en el IEO de Gijón, equipos formados por personas técnicas, investigadoras y administrativas que, a través de múltiples proyectos, estudian a fondo la circulación oceánica, la ecología del fitoplancton y promueven la creación de áreas marinas protegidas, entre otras líneas de investigación. Vimos sus instalaciones, laboratorios y almacenes, en los que se archiva material de campañas, y ejemplares de corales y poríferos que llamaron la atención de las navegantes de “Navega el Camino”.

Foto 3: Recibimiento en el IEO de Gijón.

Durante esta travesía se produjo lo que sólo el encuentro de una tripulación de mujeres tan diversa podría generar: compartiendo nuestras historias llegamos sin querer a ese espacio común que es la razón de ser del proyecto Oceánicas, la búsqueda de una igualdad real que sortee de una vez por todas la brecha de género con la que convivimos en nuestros entornos laborales y domésticos. Directa o indirectamente hablamos de techos de cristal, barreras invisibles y cargas mentales en empresas, instituciones y en el mundo del deporte. Hablamos de mujeres en la mar, de lo raro que es encontrar tripulaciones femeninas y de cómo iniciativas como ésta o como el “Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia” generan el caldo de cultivo para una sociedad más inclusiva, tolerante y respetuosa con las personas y el medioambiente. Si el éxito de esta aventura impulsada desde Northmarinas se midiese por la calidad de los encuentros que se producen a bordo, desde luego que esta etapa ha superado cualquier expectativa.

Como científica en los inicios de mi carrera, tengo que agradecer al equipo de “Navega el camino” haber llevado a buen puerto esta idea, que pone su granito de arena en el camino a la igualdad y, en el caso de esta etapa, la integra en el contexto de la divulgación científica. También a María Gómez-Ballesteros y a Ana Morillas por el trabajo que hacen en el IEO y en Oceánicas. Me uno a su esfuerzo por reivindicar a todas las mujeres de la mar y que trabajan de una u otra forma por que se practique una ciencia accesible, inclusiva y crítica. Que esta experiencia se repita, y que este tipo de actuaciones se propaguen y contagien. Sigamos limpiando el mar de violencias machistas.

Foto 4: El Kais y su tripulación al finalizar la etapa IV de la edición de 2021 en la marina de Gijón.

Un proyecto de:
ieo
Con la colaboración de:
FECYT