
Carmen Aldecoa: oceanografía, exilio y literatura
Por Pablo Lozano
Pionera universitaria, licenciada en Ciencias Naturales, fue la primera científica que contrató el Instituto Español de Oceanografía, como ayudante de Biología, y realizó una estancia en París donde se especializó en “animales inferiores”. Durante la guerra colaboró en la evacuación de cientos de niños y, en el exilio, además de ejercer 20 años de profesora de Literatura en la Universidad de Nueva York, dedicó el resto de su vida a la ayuda humanitaria a refugiados españoles en todo el mundo. Una vida de ciencia, enseñanza y solidaridad.
Carmen Aldecoa nació en Turón de Mieres, un pequeño pueblo de Asturias, el 10 de diciembre de 1897. Estudió bachillerato en Oviedo y, gracias “a la convicción” de su padre, como ella mismo relataría, fue a la universidad, al igual que sus hermanos.
Empezó estudiando Medicina en la Universidad Central de Madrid en una época nada fácil para las mujeres universitarias. Contaba Carmen que en su primer año, en 1915, las únicas tres alumnas y un sacerdote se sentaban aparte, y algunos compañeros lo llamaban con desprecio «la zona de las faldas». También tuvo que enfrentarse a profesores en desacuerdo con los nuevos espacios que las mujeres trataban de ocupar. Cuenta Carmen que un profesor de Química les decía: “Señoritas, la Química es una ciencia viril. Ustedes nunca serán buenas químicas”.
A mitad de curso, Carmen se cambió a Ciencias Naturales, donde encontraría un ambiente algo más amable pese a que solo eran dos mujeres ese año. Aquí conoció a Odón de Buen, catedrático de Mineralogía y Botánica de la Universidad Central y fundador del recién creado Instituto Español de Oceanografía (IEO). Odón promovió la incorporación de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad en los que se movió. Ya en 1907, siendo senador por Barcelona, defendió una enmienda en la ley electoral en la que reclamaba el derecho al voto de las mujeres… ¡26 años antes de que se lograra! Como profesor, tutorizó y formó a muchas estudiantes, y en el IEO contrató científicas casi desde su fundación, entre ellas Carmen Aldecoa.

Figura 1: Carmen Aldecoa, segunda abajo a la derecha, en una verbena en Salinas (Asturias). Foto: El Cantábrico, 12 de agosto de 1929. BNE
En 1918, Carmen empieza a compaginar sus estudios con el trabajo en el IEO como alumna interna y recibe una beca de 600 pesetas para formar parte de las investigaciones que se realizarían en julio, agosto y septiembre en el Laboratorio de Santander del IEO. Su participación en algunos de estos trabajos los recogió la prensa de la época. El 27 de julio, un tiburón peregrino de más de tres metros de longitud fue capturado a una milla de Cabo Mayor, en Santander, por una lanchilla de pesca. Odón, que andaba por allí, se enteró de la noticia y se desplazó al puerto para comprar el tiburón. El ejemplar estuvo todo el día expuesto en el Museo y Acuario de Puertochico con una gran afluencia de público. Según contó De Buen, era el segundo ejemplar de tiburón peregrino que se capturaba en las costas españolas. Fue Carmen Aldecoa y otra alumna del IEO, Asunción García, las encargadas de conservar la cabeza y estudiar las vísceras del escualo.
El curso siguiente, desde octubre de 1919, Carmen comienza a dar las clases prácticas de Mineralogía y Botánica en la Universidad Central, a cargo de Odón de Buen, aunque solo al grupo de alumnas. En una carta dirigida al decano, Carmen solicita ser admitida como ayudante del grupo de señoritas y Odón de Buen, en una nota al pie de la carta, añade que “hay en efecto un grupo numeroso de señoritas (26 de enseñanza oficial) y podrían ser de gran utilidad los servicios de la solicitante como ayudante de prácticas para dicho grupo”. También fue profesora auxiliar ese año del curso de “Técnicas de microscopía aplicada al plancton” que impartía el IEO en Madrid y al que asistieron como alumnas Jimena Quirós y Emma Bardán.
En marzo de 1920 se licencia y un mes después se incorpora al IEO en Madrid con un contrato de ayudante interina adscrita a la sección de Biología, convirtiéndose en la primera científica que contrataba la institución. Estuvo algo más de un año y medio, hasta que renuncia al puesto por enfermedad. Durante ese tiempo, estuvo comisionada durante 10 días en el Laboratorio de Málaga y recibió una ayuda para hacer una estancia en el Laboratorio de Zoología experimental de la Universidad de París, donde se especializó en “animales inferiores”, como se conocía en esa época a los invertebrados marinos más “simples”. A su vuelta a Madrid, aprobó las asignaturas correspondientes al doctorado y continuó dando clases en la universidad, ahora como profesora ayudante de Biología.
En el boletín de la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales de 1921 queda también constancia de su especialización, en el que aparece como socia numeraria experta en “animales inferiores”. Carmen, junto a Jimena Quirós -que figura como especialista en “oceanografía”-, eran las únicas mujeres entre los 191 socios ese año. Más tarde, en 1926, formaría parte también de la Real Sociedad Española de Historia Natural.
Aldecoa estuvo también muy involucrada en la lucha por los derechos de la mujer y, en concreto, por su acceso en condiciones de igualdad a la universidad. En 1929 formó parte de la Asociación de Mujeres Universitarias que presidía Clara Campoamor.

Figura 2: Carmen Aldecoa junto a Clara Campoamor y el resto de la junta directiva de la Asociación Universitaria Femenina en la inauguración de su nueva sede en 1929. Foto: La Nación. BNE
De profesora a heroína de guerra
Continuó como profesora en la Universidad Central hasta 1932, momento en el que Carmen da un importante cambio en su vida. Aprobó los exámenes para ejercer de profesora de segunda enseñanza y deja Madrid para volver a su tierra. Ejerció primero un año en el Instituto de Mieres y, al año siguiente, obtuvo la cátedra de Historia Natural del Instituto de Santander Menéndez Pelayo donde trabajó hasta que estalló la guerra.

Figura 3: Claustro de profesores, entre ellos Aldecoa, del Instituto Menéndez Pelayo en 1934. Foto: La Voz de Cantabria. BNE
En ese momento, es destinada al Colegio Cántabro de Santander, donde se haría responsable del albergue de hijos de milicianos. En agosto de 1936, según cuenta el diario ‘El Cantábrico’, el refugio acogía a más de 200 niños y niñas cuyos padres combatían en el frente. De esta forma hablaban de ella en la noticia:
“Nuestra «Natacha» [en referencia al personaje de Guerra y Paz de Tolstói], la «Natacha» de los santanderinos, es esta profesora rubia, guapa, esbelta, graciosa y culta que se llama Carmen Aldecoa. Buena salud, excelente carácter, amplio espíritu, abierto a todos los horizontes […]”.
Fue aquí cuando conoció al que fue su marido, Jesús González Malo, obrero portuario y presidente del sindicato de trabajadores del muelle de Santander que formaba parte del Comité de Guerra del Frente Popular y era comisario general de las milicias de la ciudad.
En los meses siguientes, el avance y recrudecimiento de la guerra llevaron al límite el albergue de hijos de milicianos. Llegaban refugiados de los pueblos y de otras provincias, que encontraban en la capital cántabra su única salida a medida que avanzaba el frente norte. Entre los meses de julio y agosto de 1937 más de 30.000 personas fueron evacuadas desde Santander por mar a Francia. El 14 de agosto da comienzo la batalla de Santander y las fuerzas sublevadas, apoyados por la aviación alemana y tropas italianas, tomaron la ciudad en apenas 15 días. El 24 de agosto del 1937, dos días antes, comenzó la evacuación de la mayoría de dirigentes republicanos de Santander, entre ellos Jesús Malo, que logró llegar a Burdeos. No sabemos si Carmen viajaba con él o lo hizo antes, pero ambos se reunieron en Francia desde donde regresaron a España, a Barcelona. En la ciudad condal, donde seguía gobernando la República, Carmen ejerció primero de profesora en el Instituto Nacional Benicarló para, al poco tiempo, dedicarse en cuerpo y alma a la evacuación de niños refugiados. Fue directora de la colonia Iberia en Lyon, un orfanato en el que se refugiaron cientos de niñas y niños durante la guerra. Ella misma acompañó personalmente, en varias ocasiones, a grupos de niños en su viaje desde Barcelona a Lyon.

Figura 4: Carmen Aldecoa, como directora de la Colonia Iberia, con un grupo de 50 niños antes de salir de Barcelona rumbo a Lyon para refugiarse de la guerra. Foto: Umbral. BNE
Literatura y solidaridad en el exilio
Cuando termina la guerra, Carmen y Jesús huyen definitivamente a Francia, donde sobrevivieron en un campo de concentración hasta que pudieron embarcarse en el Mexique, un barco que partió rumbo a México el 13 de julio de 1939 con más de 2000 refugiados.
De México viajaron a Cuba, donde se exiliaron los primeros años. Carmen siguió muy vinculada a su lucha por ayudar a los refugiados de la guerra. Durante su etapa en Cuba, fue vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Ayuda al Pueblo Español y vocal de la directiva del Ateneo Socialista Español. Además, ejerció como profesora en la Escuela Libre de la Habana, creada a semejanza de la Institución Libre de Enseñanza por intelectuales cubanos y exiliados españoles.
Jesús consiguió un visado en Nueva York y trabajó durante un año de lavaplatos hasta que pudo ahorrar lo suficiente para pagar el billete de Carmen. Tras pasar por varios restaurantes, González Malo trabajó primero en la industria textil como maquinista y finalmente en la industria del automóvil como tornero, donde continuó su lucha sindicalista afiliado al United Auto Workers. Por su parte, Carmen consiguió trabajo como profesora de español y civilización española en la Universidad de Nueva York, donde trabajaría más de 20 años, logrando un gran reconocimiento y prestigio entre la comunidad universitaria.
En este tiempo en EEUU, tanto Jesús como Carmen, se volcaron en la lucha contra la dictadura desde el exilio y, especialmente, en la ayuda a refugiados españoles en todo el mundo. Participaron activamente en las Sociedades Hispanas Confederadas, más conocidas como las Confederadas, una organización de apoyo a los refugiados radicada en Nueva York.
La lucha política de Jesús y Carmen desde EEUU, así como detalles de su vida privada, han quedado documentados a causa del espionaje que el FBI hizo al matrimonio, cuyas comunicaciones con el extranjero eran intervenidas. Montse Feu, profesora en la Sam Houston State University analiza en un estudio más de 2.700 cartas entre Jesús y profesores, intelectuales, profesionales, exiliados, sindicatos, asociaciones, comerciantes y medios de comunicación. Unas cartas que muestran su enorme trabajo -y el de Carmen- para evitar deportaciones, gestionar acogidas y ayudar a exiliados en el extranjero.
Además, Jesús, con la ayuda de Carmen, promovió y dirigió una publicación antifranquista, España Libre, a veces semanal a veces bimensual, siempre con dificultades para su financiación, pero que conseguía distribuirse a los principales países que acogían refugiados españoles e incluso llegaba a España gracias a un sistema clandestino de mensajería que estableció a través de marineros en el puerto de Baltimore. Carmen publicó varios ensayos en esta revista sobre la literatura y el pensamiento obrero que, en 1957, los recogió en el libro Del sentir y del pensar.

Figura 5: Carmen en los años 50 (‘España libre’ / BNE) y la portada de su libro Del sentir y del pensar
Aldecoa colaboró con otras organizaciones que asistían a los refugiados españoles como Solidaridad Internacional Antifascista en Canadá y, sobre todo, con la Spanish Refugee Aid (SRA) en Nueva York que lideraba la hispanista Nancy Macdonald con quien Carmen tuvo una estrecha amistad. Esta organización, a lo largo de tres décadas, recaudó más de cuatro millones de dólares y ayudó a más de 5.500 familias con medicinas, ropa, pagas mensuales y apoyo y contacto personal.
Regreso a España
En 1965 fallece Jesús y al poco tiempo ella se jubila y vuelve a Madrid, donde se instala junto a su hermana. Carmen Aldecoa continuó trabajando en la ayuda a los refugiados antes y después de la muerte de Franco. Fue un importante enlace en España para hacer llegar las ayudas económicas de la SRA durante los años 60 y 70. En 1977 acogió y acompañó en su primer viaje por España a Nancy Macdonald con el doble objetivo de gestionar las ayudas de la SRA y de entrevistar a supervivientes de la Guerra Civil, unas entrevistas que recogió en el libro Homage to the Spanish exiles, voices from the Spanish Civil War, que está dedicado a Carmen Aldecoa. Nancy visitaría España en compañía de Carmen en dos ocasiones más, en 1980 y 1983, para continuar con las entrevistas para su libro y para apoyar la creación de la asociación Amigos de los Antiguos Refugiados Españoles, en cuya fundación participó Carmen Aldecoa y cuyo objetivo era continuar el trabajo de la SRA y que, una vez establecida la democracia, las ayudas a los refugiados se realizasen desde España.
A esta labor humanitaria continuó dedicada Carmen Aldecoa hasta su muerte en 1988, a los 90 años.
Una vida de ciencias, letras y, sobre todo, compromiso y solidaridad.

Figura 6: Foto del libro de Nancy Macdonald Homage to the Spanish exiles, voices from the Spanish Civil War cuyo pie de foto la define como “mi amiga y guía por la nueva España”.
ARCHIVOS
Archivo Histórico Nacional. Expediente académico de Carmen Aldecoa. ES.28079.AHN//UNIVERSIDADES,5223,Exp.4
Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares. Expediente personal de Carmen Aldecoa. (AGA), IDD (05)001.019, caja 31/15209, exp. 40 y IDD (05)001.008.001, caja 32/16814, exp. 8.
Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca. Ficha de Carmen Aldecoa. ES.37274.CDMH/4//DNSD-SECRETARIA, FICHERO, 2, A0040780.
Archivo de la Universidad Central. Archivo General de la Universidad Complutense. AGUCM 161/07-12.
Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Fondo de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Boletines y listas de socios de la RSEHN y la Sociedad Ibérica de Historia Natural.
National Archives and Records Administration. Jesús González Malo, FBI Case 100-HQ-105493.
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“Un tiburón en esta costa”. El Cantábrico, núm 9103. 27 de julio de 1918.
“Investigadores de oceanografía visitan la ciudad”. Faro de Vigo, 20 de agosto de 1918.
“La Asociación Universitaria Femenina inaugura su nuevo local”. La Nación, núm 1048. 21 de febrero de 1929.
“La gran verbena de mantones con el que el Real Club Náutico se despidió de la temporada”. Región, núm 3713. 17 de septiembre de 1929.
“El nuevo instituto del Paseo Menéndez Pelayo”. La Voz de Cantabria, núm 2813. 18 de febrero de 1934.
“La casa-refugio para los niños de los milicianos”. El Cantábrico, núm 14439. 12 de agosto de 1936.
“Consejo Nacional de la Infancia Evacuada”. El Día Gráfico, núm 6818. 14 de agosto de 1938.
“Cincuenta escolares españoles acogidos en Lyon”. Umbral, núm 43. 10 de septiembre de 1938.
“Who’s news”. The Mount Holyoke News, volume 28, num 22. 6 de marzo de 1942.
“Las feministas conmemoran el 50 aniversario del derecho al voto de la mujer española”. El País, 29 de septiembre de 1981.
“El día en que la mujer pudo votar”. Diario 16, 4 de octubre de 1981.
“Acto en recuerdo a Carmen Aldecoa”. El País, 29 de noviembre de 1988.
Gracias a los trabajadores del Archivo Histórico Nacional, del Archivo General de la Administración, del Centro Documental de la Memoria Histórica, del Archivo General de la Universidad Complutense y del Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales por sus gestiones.
Gracias a los investigadores Montse Feu y Víctor Fuentes por su ayuda para documentar la vida de Carmen en su exilio en EEUU.
Y gracias a mis compañeras Olga Sánchez y Ana Morillas por sus revisiones y comentarios.
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