Ángeles Alvariño González, la fuerza de un carácter

31.enero.2019

Por Aberto González-Garcés

He nacido en una noche de huracán. Volaban tejas, caían arboles y murallas. Así me embelesa el viento, el mar furioso y las olas bravas y arrogantes batiendo las costas graníticas. Y así es también mi carácter”. Esto decía Ángeles Alvariño en una carta dirigida a su familia cuando ya era relativamente mayor. 

Efectivamente, Ángeles Alvariño González nació frente a las costas de Serantes, Ferrol, durante una fuerte tormenta, un “Cordonazo de San Francisco”, la noche del 3 de octubre de 1916. Y, desde luego, sus palabras son una magnífica descripción de su propio carácter a lo largo de toda su vida: fuerte, bravo, arrogante y luchador. Esa fuerza, esa arrogancia y ese carácter luchador le permitieron ser una de las más prestigiosas investigadoras marinas mundiales del siglo XX.

Sus primeros estudios los realizó en su Ferrol natal. Posteriormente, en 1934, se desplazó a Madrid para estudiar Ciencias Naturales alojándose en la Residencia de Señoritas, dirigida por María de Maeztu. Allí tuvo la oportunidad de conocer a Ortega y Gasset, Américo Castro, Gregorio Marañón, Falla, Halffter, García Lorca, Casona, Miguel Catalán, Menéndez Pidal y muchos más. Seguramente también a José María Navaz, que en esa época era un activo Tutor en la Residencia de Estudiantes.

Al acabar sus estudios, Guerra Civil y matrimonio por medio, regresó a Ferrol donde enseñó biología, zoología y botánica en diversos colegios de la ciudad.

En 1948, por razones familiares, se trasladó a Madrid y aprovechó la oportunidad y puso todos los medios por su parte para trabajar en el Instituto Español de Oceanografía (IEO), donde se incorporó como becaria ese mismo año.

Así pues, su carrera científica comenzó en el IEO, primero en Madrid (1948 – 1952) y posteriormente en Vigo (1952 – 1957). Durante su estancia en Vigo consiguió una beca de diez meses para trabajar en el Laboratorio de la Marine Biological Association, conocido en aquella época de manera informal como el Plymouth Laboratory (no confundir con el actual Plymouth Marine Laboratory, fundado en 1988).

En Plymouth fue donde se especializó realmente en zooplancton, dedicándose al estudio de quetognatos, sifonóforos, medusas, eufasiáceos y huevos y larvas de peces. Para obtener las muestras realizaba salidas a la mar. Algunas de corta duración, unas horas, en el pequeño Sula, pero también participó en una campaña de investigación, de varios días, a bordo del buque oceanográfico Sarsia, de 39 m de eslora. La participación activa de Ángeles Alvariño a bordo de estos buques oceanográficos fue un destacado acontecimiento en el mundo de la investigación marina del Reino Unido ya que constituyeron los primeros embarques de una mujer en barcos de investigación de ese país. Se debe notar que aunque en el Instituto Español de Oceanografía habían embarcado investigadoras desde 1921, año en el que Jimena Quirós participó en la campaña organizada por el IEO a bordo del buque Giralda, en el Reino Unido las investigadoras no lo hicieron hasta la incorporación de Ángeles Alvariño. De todas formas, no debemos olvidar que, desafortunadamente, después de 1939, con la dictadura franquista, las investigadoras marinas no pudieron embarcar en buques oceanográficos españoles hasta los años 70.

Vuelta al IEO, solicitó una beca del International Education Exchange Program (Smith/Munt Act), conocida actualmente como Beca Fulbright. El Departamento de Estado de los Estados Unidos se la concedió en 1956, para trabajar durante nueve meses en la Woods Hole Oceanographic Institution de Massachusetts. En la “Woods Hole” trabajó nuevamente sobre zooplancton, bajo la tutela de la prestigiosísima investigadora Mary Sears.

Le gustó tanto la investigación marina que se llevaba a cabo en los Estados Unidos que quiso permanecer en este país, pero como las condiciones de su beca exigían su regreso a España, tuvo que hacerlo. Inmediatamente buscó la manera de regresar y aceptó la oferta del gran investigador marino Roger Revelle para trabajar con él en la Scripps Institution of Oceanography de La Jolla, California, donde se incorporó a mediados de 1958.

Ángeles Alvariño en La Jolla

En la Scripps es donde el genio de Ángeles Alvariño pudo desarrollarse en toda su plenitud gracias a los grandes medios, tanto de materiales de laboratorio, barcos, muestras y de personal científico y de apoyo, que esa institución disponía.

Aquí se centra aún más en el zooplancton, especialmente en quetognatos, sifonóforos y medusas, estudiando muestras tanto del Pacífico como del Atlántico y del Índico. Describe nuevas especies y revisa concienzudamente las ya conocidas. Pero también analiza su distribución geográfica y ecología y relaciona la presencia de ciertas especies de zooplancton con las características de las aguas donde se encuentran, identificando especies “indicadoras” de condiciones oceanográficas determinadas. Fue, por tanto, una pionera en el análisis de indicadores biológicos de los ecosistemas marinos. A una de las especies indicadoras, un quetognato que describió como nueva especie, la bautizó como Sagitta scrippsae, en honor a la institución que la había acogido en esta segunda etapa estadounidense de su vida.

Ángeles Alvariño trabajó en la Scripps Institution of Oceanography hasta finales de 1969. En 1966 había conseguido la ciudadanía de Estados Unidos, sin perder la nacionalidad española. Y en 1967 se había doctorado en la Universidad de Madrid con la tesis Los quetognatos del Atlántico, distribución y notas esenciales de sistemática, publicada por el IEO dos años más tarde. Leyó su tesis doctoral cuando tenía ya 50 años. Nunca es tarde.

En enero de 1970 se incorpora al South West Fisheries Center (SWFC) de la recién reestructurada National Marine Fisheries Administration (NMFS) de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA). Allí continuó con sus investigaciones sobre zooplancton, aunque también hizo estudios sobre poblaciones de peces, como por ejemplo el atún blanco del Pacífico. Cuando le llegó la edad de la jubilación, en 1987, el SWFC le hizo un gran homenaje y le mantuvo su despacho y laboratorio para que pudieses seguir trabajando como científica emérita. Así permaneció activa hasta casi su fallecimiento, el 29 de mayo de 2005, en La Jolla.

Ángeles Alvariño fue una trabajadora incansable. Llegó a publicar más de 100 artículos científicos. Muchos de sus trabajos fueron presentados previamente en importantes congresos o reuniones internacionales. A lo largo de sus investigaciones descubrió y describió 22 nuevas especies planctónicas marinas (12 quetognatos, 9 sifonóforos y 1 medusa) y revisó la taxonomía de otras varias procedentes del Atlántico, del Pacífico, Índico, Ártico y Antártico.

Las 22 especies que descubrió (y dibujó) Ángeles Alvariño

Además de su labor como investigadora, llevó a cabo una importante labor formativa. Fue profesora asociada de la Universidad Autónoma de México (1976-1986), profesora tanto de la Universidad de California San Diego como de la Universidad Católica de San Diego (1979-1984); profesora visitante de la Universidad de Paraná, Brasil; profesora asociada del Instituto Politécnico Nacional de México (1982-1986). E impartió cursos de dos a tres meses de duración en diversos lugares del mundo, por ejemplo, en Caracas, Venezuela, y en Ensenada y La Paz, en México. Dirigió tesis doctorales en la India, Venezuela, Brasil, México, Hawái, Puerto Rico…

Por otro lado, también dedicó un gran esfuerzo a la divulgación científica publicando varios libros de divulgación. Quizá el más conocido sea España y la primera expedición científica oceánica, 1789-1794, dedicado a la expedición de Malaspina y Bustamante con las corbetas Descubierta y Atrevida.

Con toda esa ingente labor consiguió el reconocimiento y el respeto de la comunidad científica internacional, que aún se mantiene actualmente. Sus estudios y publicaciones siguen citándose con fuerte impacto en la bibliografía mundial, con una media de 8,8 citas anuales para el período 1968-2008.

Reconocimientos:

En España comenzó su reconocimiento institucional en el año 1993, cuando se le concedió la Medalla de Plata de Galicia por sus méritos como científica de gran relevancia internacional. Al poco tiempo, la Xunta de Galicia instauró durante varios años el «Programa Ángeles Alvariño» de ayudas a la especialización de doctores recientes para su incorporación en organismos públicos y privados de investigación de Galicia.

El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en su sede de Madrid, destacó con su nombre una de las tres salas permanentes de talleres y uno de los stands que se instalaron con motivo del «II Finde Científico» (2009), que estuvo dedicado a Ángeles Alvariño en el marco general de «Mujeres en la Ciencia».

El Instituto Español de Oceanografía bautizó con su nombre el último y más moderno buque de investigación del Instituto Español de Oceanografía, botado en 2012.

Buque oceanográfico Ángeles Alvariño del Instituto Español de Oceanografía botado el 24 de febrero de 2012 en Vigo

La «Real Academia Galega de Ciencias» le dedicó el «Día da Ciencia en Galicia» de 2015. Con tal motivo organizó una serie de actos públicos en colaboración con el Instituto Español de Oceanografía y la Fundación Barrié.

En 2016, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, el IEO publicó el libro «Ángeles Alvariño González, investigadora marina de relevancia mundial», cuyo autor es quien aquí escribe, Alberto González-Garcés.

En 2018, el Concello de Ferrol instauró el Premio de Investigación Ángeles Alvariño, dedicado al ámbito de las Ciencias, que se adjudicará de manera bianual.

Es de destacar el reconocimiento de la relevancia mundial de Ángeles Alvariño al ser la única científica española incluida en la Encyclopedia of World Scientist (Oakes 2007), que narra la fascinante historia de cerca de 1000 científicos mundiales de todos los tiempos, de los cuales únicamente tres son españoles: Severo Ochoa, Santiago Ramón y Cajal y Ángeles Alvariño.

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