
Alba Jurado y la biología pesquera
¡Hola! Soy Alba Jurado Ruzafa y nací en Santa Coloma de Gramenet, una ciudad de la periferia de Barcelona que adoro aunque no tenga playa. Mi padre es cordobés y mi madre de la sierra de Almería, así que no sé de dónde me viene el interés por el mar, pero desde que tengo memoria siempre quise ser bióloga marina.
Así que en el año 2000 me trasladé a Tenerife para finalizar mis estudios en esa especialidad. Y fue en la Universidad de La Laguna donde la pasión del profesor Nacho Lozano hizo que nos empezara a interesar la Biología Pesquera. Antes de terminar la carrera inicié mis prácticas en el Centro Oceanográfico de Canarias del IEO y pronto llegaron los primeros contratos y las primeras experiencias profesionales que me dieron la oportunidad de conocer estas maravillosas islas de otra manera. Y es que desde el mar, todo es diferente.
He tenido la suerte de trabajar en temas muy diversos, incluyendo el seguimiento del impacto ambiental de infraestructuras portuarias, la toma de muestras de plancton, de microplásticos… pero sobre todo he trabajado en proyectos para el estudio de recursos pesqueros desde diferentes puntos de vista: su evolución bajo la influencia de espacios marinos protegidos, analizar capturas y esfuerzo de pesca recreativa, prospectar nuevos caladeros y ensayar nuevas técnicas de pesca más sostenibles, etc.

Alba entrevistando a pescadores recreativos en la isla de El Hierro
En la actualidad llevo más de nueve años trabajando en el Programa Nacional de Datos Básicos, a través del cual España recopila y transmite a la Unión Europea tanto datos estadísticos de sus pesquerías, como biológicos de las especies marinas relacionadas. En nuestro caso, hacemos seguimiento de pesquerías artesanales de Canarias e industriales en el noroeste africano para obtener parámetros poblacionales de las especies relacionadas con estas actividades y poder conseguir evaluar su estado y evolución.

A bordo del buque de investigación noruego Fridtjof Nansen en una campaña de evaluación pesquera en aguas africanas
Ha sido durante estos años, y de la mano de Teresa Santamaría, cuando me he sumergido en el mundo de los peces pequeños pelágicos (sardinas, chicharros, etc.). Juntas emprendimos la aventura de la tesis… y por fin, en 2015, lo conseguimos. Ha sido una suerte tenerla cerca por su apoyo constante y por tener la oportunidad de aprender de ella. Una de sus especialidades es el estudio del crecimiento de los peces a partir de unos huesitos que tienen en la cabeza, como los que tenemos en el oído interno: los otolitos. Es un mundo apasionante y complejo en el que no dejan de surgir nuevas ramas de estudio. Y es que, a partir de estos huesitos, además de poderse estimar la edad de los peces (como explicó María Saínza en su blog), también es posible estudiar y reconstruir las migraciones de los peces e, incluso, diferenciar unas poblaciones de otras.

Alba observando una escama
En todo este contexto, he participado en numerosas actividades y proyectos internacionales, tanto en Europa como en África, incluyendo embarques en barcos pesqueros y en buques oceanográficos, ¡uno de mis sueños desde la infancia! Además del aprendizaje profesional, este tipo de actividades me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente, también de otras culturas muy diferentes. Y es maravilloso, ya que el lenguaje del mar es común para todos y nunca sabes cómo y cuándo pueden surgir nuevas ideas, colaboraciones y ¡amistades!
A la gente joven que quiere emprender carreras de investigación, le diría que no es un camino fácil. Pero que si te gusta la Ciencia, ¡es maravilloso! Trabajar duro, ser persistente, vencer las frustraciones, un poco de suerte… y, si realmente te apasiona, podrás disfrutar de un montón de experiencias únicas.
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