Raquel Somavilla, oceanógrafa física

Me llamo Raquel Somavilla y soy oceanógrafa. Trabajo en el Instituto Español de Oceanografía y en mi investigación, estudiando procesos oceánicos desde su superficie a sus aguas profundas situadas a miles de metros de profundidad, busco entender el papel del océano en el clima.

Marcus el formidable

6.febrero.2019

Estoy leyendo un libro que me tiene enganchada: ‘La verdad sobre el caso de Harry Quebert’. Si os gusta el misterio, os lo recomiendo. Y antes de ese ‘Yo Julia’ que me ha rechiflado. Y antes que me desvíe del tema, deciros que mi post de hoy va sobre el protagonista del primer libro: ‘Marcus, el formidable’.

Marcus es ‘Marcus, el formidable’ porque no ha caído nunca. No ha fracasado nunca y no lo ha hecho porque no ha intentado nada donde no supiese que iba a ser ‘Marcus, el formidable’. Aunque la importancia de saber caer es un argumento muy manido y como muy americano, eso de ‘hay que saber caer para después levantarse’ es verdad. Es una gran verdad. Y en una carrera en ciencia es una verdad con la que te das de bruces y con la que hay que aprender a convivir en el día a día. Y como sé que entre nuestr@s lectores hay much@s interesad@s en hacer una carrera en ciencia, me ha parecido interesante hablar hoy sobre esto.

Además de con vocación, el inicio de una carrera científica, digamos con cierta facilidad, empieza en la mayoría de los casos con un muy buen expediente académico. Esos expedientes académicos habitualmente no conocen el suspenso e inician una carrera de investigación casi sin conocer lo que es el fracaso. Y el fracaso hay que conocerlo o cuando menos saber que el fracaso está ahí, esperando detrás de cualquier esquina: cuando envíes tu primer artículo científico o segundo o tercero o… décimo; cuando te presentes a un contrato postdoctoral; cuando hagas tu primera propuesta para un proyecto/beca. Pero que rechacen tu artículo o proyecto de primeras o que no te den el contrato, no necesariamente es un fracaso. Nos pasa, sino a todos, a la gran mayoría. Por supuesto que no es agradable, pero la zona de confort donde somos ‘Marcus, el formidable’ no vale en ciencia. No hay que tener miedo de no conseguirlo, hay que tener claro que lo peor que te puede pasar es recibir un no y si hay un buen trabajo por el camino habrás aprendido mucho. A eso, aunque no le veamos el fruto inmediatamente, se le acaba sacando rentabilidad.

Yo ahora estoy atacada de los nervios esperando a que salga la concesión de las ‘becas’ Marie Curie de la Unión Europea. El año pasado ya presenté el proyecto que hemos vuelto a mandar este año mejorado, o eso esperamos, y que se llama SOFIE ‘Southern Ocean Overturning Fingerprint Experiment’. El año pasado lo evaluaron con un 90.2 sobre 100, eso es como un 9.2 y aún así es como si hubiese suspendido porque no fue bastante para recibir la financiación. A pesar de ello he de decir que me quedé muy satisfecha con el trabajo. Aprendí muchísimo sobre el Océano Sur escribiendo la propuesta y eso sólo me da nuevas ideas que explorar más adelante. Lo que falta es tiempo no ideas, jajaja. Y lo juzgaron como excelente pero eso no quiere decir que no los hubiese mejores. C’est la Vie! Así que a ver… A ver si este año las correcciones que hemos hecho a criterio de la persona que lo evalúe en esta ocasión lo hacen merecedor de recibir la financiación. Pero de eso no hay garantía. Incluso podrían darme peor evaluación que el año pasado. ¿Soy masoca por volver a presentarme? No, sólo que no tengo nada que perder y muchíííísimo que ganar.

En resumen, que no hay que tener miedo de dejar de ser ‘Marcus, el formidable’. Algunas cosas salen a la primera, otras a la segunda y otras puede que ni salgan, pero así es la ciencia. No es que no valgamos para ella.

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