Sandra Mallol Martínez, bióloga marina

Trabajo en el Centro Oceanográfico de Baleares del IEO desde hace 15 años, formando parte del grupo de Reservas Marinas: Conservación, Biodiversidad y Pesquerías Artesanales (RESMARIEO), dedicado al conocimiento de los ecosistemas litorales, la biología y ecología de especies explotadas por la flota artesanal, los efectos biológicos, ecológicos y pesqueros de las áreas marinas protegidas y de los impactos antrópicos en los ecosistemas litorales, incluyendo la pesca y el cambio climático.

Donde la pasión te lleve…

23.enero.2019

¡Ya me han pescado para ser bloguera! Me llamo Sandra Mallol Martínez, soy bióloga marina y trabajo en el Centro Oceanográfico de Baleares del IEO desde hace 15 años, formando parte del grupo de Reservas Marinas: Conservación, Biodiversidad y Pesquerías Artesanales (RESMARIEO), dedicado al conocimiento de los ecosistemas litorales, la biología y ecología de especies explotadas por la flota artesanal, los efectos biológicos, ecológicos y pesqueros de las áreas marinas protegidas y de los impactos antrópicos en los ecosistemas litorales, incluyendo la pesca y el cambio climático.

Mis inicios e inmersión en la ciencia marina fueron similares a los de algunas compañeras blogueras, guiados y pilotados por una pasión y fascinación innata por el mar, aunque bien alimentada por el continuado contacto con este medio desde que era niña. Nací en Llançà, un pueblo costero situado en la parte norte de la Costa Brava catalana, puerta de entrada del Golfo de León, zona abrupta, recóndita y azotada por los fuertes temporales de tramontana, viento frío del norte, que muestra la cara más ruda del plácido Mar Mediterráneo.

Mi sencilla infancia transcurrió entre la orilla del mar y el puerto pesquero de mi pueblo, nuestro particular parque infantil de juegos, donde acudíamos cada día al salir de clase para ver llegar a los barcos de pesca, admirar sus capturas y de vez en cuando llevarnos a casa alguna caracola de regalo. Los fines de semana pasaba muchas horas con mi abuelo, que completaba mi formación marina, llevándome a pescar y marisquear con su pequeño bote de remos. Así fue como empecé a saborear los frutos más exóticos del mar: erizos de mar, lapas, mejillones, buñuelos de mar, anémonas…, todos ellos productos que antaño eran ignorados y que ahora se cotizan al alza en los mejores restaurantes.

La admiración que profesaba por los animales en general y por el medio marino en particular hicieron que no tuviera ninguna duda a la hora de elegir lo que quería ser de mayor: mi primera opción siempre fue ser bióloga y sabía que iba a perseguir este sueño costase lo que costase.

Muestreos de arrastre durante mi época de tesis

Estudié la carrera de biología en la Universitat de Girona, la más cercana a mi casa, ya que los escasos medios de los que disponía mi familia no me permitían elegir otras opciones. Aún así, para mí fue todo un regalo poder estudiar lo que más me gustaba. Esta universidad, pequeña pero muy familiar en mis tiempos de estudiante, no ofrecía muchas asignaturas relacionadas con el medio marino, así que en cuanto tenía ocasión me apuntaba a cualquier curso esporádico que se hiciera sobre temática marina.

Al acabar la carrera me ofrecieron una beca para hacer el doctorado en la propia Universitat de Girona, el cual decidí que tenía que ser de carácter pesquero. Fue todo un reto, ya que en la propia universidad no había ningún grupo de investigación dedicado a la pesca, pero esto… ¡No me desanimó! Me lo tomé como otro obstáculo que había que superar para poder conseguir mi sueño de ser bióloga marina. Cursé algunas asignaturas de doctorado en Vigo para iniciarme en la biología marina e hice una estancia en el National Centre for Marine Research en Grecia, para poder asentar unas bases pesqueras que me permitieran sacar adelante la tesis. ¡A partir de aquí empezó lo bueno! ¡El trabajo de campo tan deseado! Dos años intensivos de embarques en la flota de arrastre de mi pueblo para estudiar los descartes y posibles medidas técnicas para su reducción y mitigación. Fueron tiempos muy felices a la par que duros e instructivos, no hay mejor escuela que la práctica y el trabajo en contacto con el sector profesional. A los pescadores se les hacía raro llevar una mujer a bordo, y aún más que les hablase de construir una red de malla cuadrada para evitar la captura de juveniles, pero aún así me sentí respetada y apoyada. Al final se cumplieron todos los objetivos marcados y obtuve mi doctorado en 2005.

Durante un embarque con la flota artesanal

Finalizada la beca de doctorado me quedé en la universidad contratada como ayudante de profesor. Languidecía dando clases a la vez que anhelaba los días de mar con los que tanto disfruté haciendo la tesis. Entonces, me planteé salir de la zona de confort universitaria y aventurarme a buscar un trabajo que me permitiese pasar tiempo en el mar.

Navegando por internet encontré una oferta de contrato en el Instituto Español de Oceanografía para un proyecto asociado a la creación de una reserva marina en Mallorca. Ya había tenido algún contacto esporádico con la institución, gracias a mi participación en las campañas MEDITS desde el año 2000 hasta el 2004, invitada como taxónoma de peces, a raíz de mis conocimientos adquiridos durante la tesis. Eché los papeles del contrato sin ninguna esperanza, pero pensé: ¡Tengo que intentarlo! Total, no perdía nada, tenía mi contrato de ayudante de profesor que a la larga seguramente se hubiera materializado en una plaza fija.

¡Los astros se alinearon y acabé aterrizando en el IEO de Baleares! Una nueva etapa de mi vida, un nuevo puesto de trabajo, nuevos compañeros y nuevas experiencias, empezar de nuevo en un lugar desconocido…

Observando muestras en la lupa a bordo

Encajé bien en el grupo de investigación y fui enlazando contratos hasta sacarme unas oposiciones en 2010. A partir de mis inicios en el Centro Oceanográfico de Baleares he participado en diversos proyectos relacionados con la biología y ecología de grandes crustáceos, seguimiento de la pesca artesanal en reservas marinas, y estudios de selectividad y mejora del impacto de la pesca artesanal. He realizado muchas salidas al mar y campañas tanto en buques oceanográficos como en pesqueros de diversos tamaños. En fin, ¡Sueño cumplido!

En próximas entradas os hablaré de mis trabajos relacionados con las reservas marinas y sus efectos, así como de la biología y ecología de grandes crustáceos, en especial la langosta roja del Mediterráneo.

Reserva marina de Columbretes, ya os hablaré de este lugar…

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